martes, 11 de noviembre de 2014

EL HOMBRE COMO SER RELIGIOSO

EL HOMBRE COMO SER RELIGIOSO



Con frecuencia hablamos de «religión» y decimos que una persona es muy religiosa o poco religiosa, o que no cree en la religión, o bien que pertenece a la religión tal o cual... En general hablamos de la religión como si nos refiriéramos a algo que las personas tienen, y que también podrían entonces dejar de tener o cambiar sin más en algún momento de la vida...
Desde esta perspectiva tener una religión no parece diferenciarse mucho de tener alguna filiación política, pertenecer a algún partido, o ser socio de algún club... Parece así entonces que la religión es algo «externo» al hombre, algo que en un momento se añade a su vida, algo que se le agrega: ya sea porque ha sido educado así, o por el afán de colaborar en una obra de bien, o por hacer cosas y pertenecer a grupos que le hagan a uno «sentir» que es buena persona. La religión parecería, en algunas personas, ser una cuestión casi cosmética... como una pose de bondad o un grupo de auto-ayuda. De hecho le da a uno la impresión de que podría seguir viviendo normalmente su vida de todos los días si la religión, por ejemplo, desapareciera o nunca hubiera existido... Tal vez cambiarían algunas rutinas y costumbres, pero la vida podría seguir igual, en todo caso, nos haríamos de otra religión que se ande ofertando en alguna parte, para volver a encontrar el lugar donde «sentirnos» buena gente otra vez.
Incluso solemos pensar que quienes dicen que «no creen en Dios» son personas que viven al margen de la religión, y que no tienen conductas de tipo religioso en su vida.

¿QUE ES LA RELIGIÓN?

Es una palabra de origen latino que significa «acción de ligar (atar con ligas) o rodrigar» [1]. La acción de rodrigar significa ponerle un «rodrigón» a un árbol (clavarle al lado un palo tutor) para que crezca derecho, sin torcerse, orientado...
Los romanos tomaron precisamente esta metáfora del ámbito de la agricultura, ya que ellos eran originariamente un pueblo de trabajadores «del campo» (del pagus, o del «pago», de ahí vendrá la palabra pagano). En efecto, los romanos han de haber observado que, así como toda la vida de un árbol es buena en cuanto se orienta naturalmente hacia «el Sol», del mismo modo los hombres imprimimos sentido a nuestra vida en la medida que la orientamos hacia «algo» que, como un Sol, ilumina y da sentido a nuestra existencia. Libremente nos atamos (nos re-ligamos) a todo lo que nos ayude a orientarnos hacia ese «Sol». Esa lumbrera es entonces algo «sagrado» (del latín sacrum: apartado), Absoluto e incondicional, el referente último por el cual todo se explica, y sin el cual todo carece de sentido.

LA ESENCIA DE LA RELIGIÓN

En relación a los objetos sensibles, la conciencia del objeto se puede distinguir de la conciencia de sí mismo; pero referente al objeto religioso, la conciencia del mismo y la conciencia de sí mismo coinciden. El objeto sensible existe fuera del hombre, el religioso se encuentra en él, le es intrínseco -de ahí que sea un objeto que tampoco puede abandonar al hombre como la conciencia de sí mismo, le es íntimo, y hasta el más íntimo, el más próximo objeto. Dios, dice por ejemplo Agustín, nos está más cerca que los cuerpos sensibles y corporales, y por eso es más fácilmente conocible que ellos . El objeto sensible es de por sí algo indiferente, es independiente del ánimo, de la fuerza intelectual; el objeto de la religión, en cambio, es un objeto exquisito: es el ser más absoluto, más sublime y supremo; supone esencialmente un juicio crítico, o sea la diferencia entre lo divino y lo que no es divino, entre lo que es digno de ser adorado y lo que no lo es . Vale por lo tanto aquí sin restricción alguna; la tesis que afirma: el objeto del hombre no es otra cosa que su esencia objetivada. Así como el hombre piensa, así como él siente, así es su Dios; este es el valor que tiene el hombre y este es el valor que tiene su Dios.

LA MAGIA



Arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de espíritus, genios o demonios, efectos o fenómenos extraordinarios, contrarios a las leyes naturales. -Diccionario de la Lengua Española
La magia, utilizada para ejercer un maleficio, se llama "hechicería".  Pero se debe aclarar que, aunque se pretenda distinguir entre "magia buena" (blanca) y "magia mala" (negra)en realidad, todo uso de magia ofende a Dios por ser una forma de idolatría. Por esa razón la magia está condenada por el Primer Mandamiento de Dios.
La magia busca sobrepasar las limitaciones de la naturaleza humana, el orden de la creación establecido por Dios y la autoridad de Dios. La magia pretende obtener poder sobre la creación y sobre la voluntad de otras personas por medio de la manipulación de los sobrenatural. La magia tiene un concepto errado de la autoridad e intenta controlar por medio de poderes ocultos.



EL TABÚ




La palabra tabú designa a una conducta moralmente inaceptable por 
una sociedad, grupo humano o religión. Es la prohibición de algo 
supuestamente extraño (en algunas sociedades) , de contenido religioso, 
económico, político, social o cultural por una razón no justificada basada en 
prejuicios infundados. Romper un tabú es considerado como una falta 
imperdonable por la sociedad que lo impone. Algunos tabúes son, en efecto, 
delitos castigados por la ley, en este sentido, los tabúes son antecedentes 
directos del derecho. Hay tabúes fuertemente incorporados a las tradiciones de 
ciertas culturas, mientras otros responden a intereses políticos.
Los tabúes pueden incluir:













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